El otro día me encontré por casualidad, con un análisis de uno de los poemas que más me gusta de la poesía española, por lo que me inspira y por su fuerte brevedad. Quizás sea eso, no, seguro que es eso: la brevedad deja paso a la libre interpretación! Este análisis lo escribí en la escuela secundaria hace un tiempo ya. Reconocerán fácilmente el rigor estúpido impuesto por la Primera Fábrica a la hora de escribir el análisis y me perdonarán haberlo guardado ya que hace la lectura más larga. No obstante he querido publicar el texto íntegro.
Comentario de Texto: " No Volveré A Ser Joven "
Que la vida iba en serio 7 -
uno lo empieza a comprender más tarde 11 A
-como todos los jóvenes, yo vine 11 -
a llevarme la vida por delante. 11 A
5- Dejar huella quería 7 -
y marcharme entre aplausos 7 b
-envejecer, morir, eran tan sólo 11 -
las dimensiones del teatro. 9 B
Pero ha pasado el tiempo 7 -
10- y la verdad desagradable asoma: 11 C
envejecer, morir, 7 -
es el único argumento de la obra. 11 C
Análisis
No Volveré A Ser Joven es un poema de Jaime Gil de Biedma (1929 – 1990), escrito en la primavera de 1967, publicado en su libro: Poemas póstumos (1968). En el poema explica que el tiempo ha pasado, que él se ha hecho mayor y que su visión idealista de la vida ha cambiado. Se da cuenta de la importancia del envejecimiento y de la muerte. El tema principal en su poema es el paso del tiempo (en cierta manera el tempus fugit); la muerte es uno secundario. Vemos que desarrolla este tema mediante una cierta estructura en tres partes, desde su juventud hasta su estado actual, la madurez: la primera (versos 1 – 2) en la que ha constatado que el tiempo ha pasado, ha vivido; la segunda (versos 3 – 8), sus ambiciones pasadas, su visión anterior de la vida; y la tercera (versos 9 – 12), la visión de la vida que ha adoptado nuevamente expresada por el ‘’pero’’, que voy a analizar posteriormente. Para marcar la diferencia entre estas posibles partes, el autor utiliza en la primera parte el pretérito perfecto simple y el presente, siendo estos acciones acabadas. En la segunda parte predominan verbos en imperfecto con valor de sustantivo aunque hay un pretérito perfecto simple que da anterioridad a su visión de la vida. En la última parte aparecen el pretérito perfecto compuesto y el presente de indicativo que se enfrenta a él. Utiliza este presente de verdad irrebatible para mostrar la contundencia con que su nueva visión de la vida ha irrumpido en su ser. Como podemos ver, esta estructura no se corresponde exactamente con la estructura externa. En efecto, el poema está compuesto de tres estrofas de cuatro versos que no siguen un esquema fijo, suelen ser alternancias de heptasílabos y endecasílabos, con un eneasílabo aislado. Los versos impares riman en asonante (este esquema me hace pensar en la Silva arromanzada de Gustavo Adolfo Bécquer y de Antonio Machado). En lo que se refiere a la musicalidad, no hay que despreciar la acentuación aguda al final del verso 11 con la palabra morir y la anáfora en bimembración de ese mismo verso y del sexto, que le dan vigor a la palabra envejecer y sobre todo a la palabra morir.
Pese a la corta extensión del poema, encontramos muchos recursos estilísticos como son: el leve paralelismo (en los versos 5 – 8), al inicio de cada verso con un infinitivo y la bimembración (versos 5 – 6), en polisíndeton que le dan un carácter nominal al poema y además les permiten al autor insistir en los deseos que tenía cuando era joven. Los hipérbatos que posibilitan el paralelismo anterior anteponiendo los infinitivos, dándoles más importancia, creando una atmósfera monótona, están presentes en todo el poema. Esta manera trabajada de escribir las oraciones (dándoles un aspecto más culto) está en contraposición con las frases hechas como ‘’llevarme la vida por delante / Dejar huella / marcharme entre aplausos / iba en serio‘’, que son elementos relativamente coloquiales. Curiosamente, esto no es una coincidencia: en una entrevista que le hacen al poeta en 1987, afirma que este poema lo había escrito con el lenguaje de un adolescente, aunque tuviese 38 años. Hablando de elementos típicos en la poesía de Jaime Gil de Biedma, el tono un poco irónico, conseguido en estos versos, mediante la metáfora: ‘’las dimensiones del teatro’’, que se refiere a las dimensiones que toman el envejecimiento y a la muerte, a la duración de la vida (ya que estos marcan respectivamente la duración y el punto en el que termina la vida) y la metáfora: ‘’es el único argumento de la obra’’, que concluye el poema afirmando que envejecer y morir son la razón de la vida. Además estas dos metáforas refiriéndose al teatro nos pueden trasladar a la Grecia antigua.
Por último quería subrayar la importancia que toman la palabra "pero" al inicio del noveno verso y el único adjetivo del poema que califica al sustantivo verdad. El pero es una conjunción rompedora en la estructura interna del poema, visto que abre paso a la confirmación de que ‘’el tiempo ha pasado’’, al presente de indicativo: o verdad en este caso, que Jaime Gil de Biedma califica de “desagradable”, dándole al poema un tono triste y nostálgico y además la personifica con el verbo “asoma”. Aquí el poeta barcelonés nos enseña su gusto por la adjetivación muy selectiva, casi ausente.
En definitiva, este poema representa perfectamente lo que los críticos llaman la poesía de la experiencia, en la que el autor escribe sobre algo que ha vivido a lo largo de su vida, sobre los cambios que ha presenciado desde su juventud hasta su actualidad y los sentimientos que han desatado los cambios. Es curioso porque esto se acerca mucho a las narraciones en las que el protagonista se va formando a lo largo de la historia: la vida, se acerca al Bildungsroman e incluso, a poemas anteriores como Ítaca de Constatinos Cavafis [poeta griego]. Me atrevo a lanzar la hipótesis de que el poeta griego haya tenido una mínima influencia en Jaime Gil de Biedma, que compartía un punto en común, la homosexualidad y que sobretodo fue un pionero de la poesía de la experiencia. Comprobamos después de este análisis que No Volveré A Ser Joven, calificado por Jaime Gil de Biedma como el mejor de sus poemas, está marcado por una crisis existencial, ‘’de la madurez, del fin de la juventud’’ [según sus palabras exactas] que vivía en aquel momento y es la de la transición entre su juventud y su madurez.
T.B.R
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