domingo, 29 de abril de 2012

Escoria

Me acordé de mis primeros escritos, de mi reacción al releerlos, de que me parecieron pura escoria, obtenida de una fundición que no dio acero en absoluto, solo escoria. Me pregunté cómo pude haber escrito aquellos textos y tuve miedo, no miedo de espanto, miedo vergonzoso, miedo a que dentro de unos años, cuando relea mis escritos antiguos (para ese entonces) me parezcan la misma escoria.




T.B.R

viernes, 20 de abril de 2012

Juego

Un niño jugaba con dos chaboncitos de plástico, uno rojo y otro azul. Lidiaban los dos en un duelo de espadas sobre la mesa del tren, manteniendo una increíble coreografía improvisada en los aires. La gente miraba molesta, con ganas de que parase de jugar, pertenecía a ella y me avergonzé.

El juego es el primer arte que el ser humano aprende. Bueno, la verdad es que nadie se lo enseña, lo lleva en sí, es algo innato. Sorprendentemente este don se va perdiendo a lo largo de la infancia hasta que llega la adolescencia, apogeo de ignorancia de este arte, es más, durante esta etapa, jugar es considerado una vergüenza por muchos. Los pocos que no se desprenden son calificados por la gente normal [ ¿Qué es normal? ] : inmaduros, infantiles y hasta locos.

Siendo los elementos que expongo a continuación, propios de la creación artística me permito afirmar que el Juego es un arte, una capacidad de crear una situación, una historia, un mundo; una Realidad, en la que un individuo o varios la crean y se internan con el material necesario y con los personajes que han ideado en un espacio, en una Realidad virtual, en la que se desarrolla un tiempo y una acción. A veces esta creación puede ser muy abstracta, como cuando un niño se divierte tocando un par de notas en el piano. La base del juego es por tanto una creación en la que hay una atmósfera y un esteticismo, elegidos por el Creador o los Creadores, que le aportarán satisfacción, divertimiento y bienestar.

Es curioso, esta definición se puede aplicar a los que juegan con los colores, los materiales, las formas, las palabras, los sonidos, los movimientos, los gustos, las sensaciones: los artistas. Sin embargo ninguno de estos artistas practica su arte desde la infancia, al contrario, lo han ido elaborando poco a poco mientras abandonaban el Juego.

Según todo este planteamiento podemos comprobar que el juego es el único arte en el que el niño es el gran maestro, el que posee el conocimiento de la técnica del Juego, el artista. Y a medida que crece pierde habilidad y experiencia hasta que rechaza por completo el Juego, y se aferra a la insípida madurez.

Lamentablemente, si se ha abandonado el Juego, la vuelta atrás es imposible. Me dirán que hay gente mayor que vuelve al juego mediante la construcción de maquetas de trenes, aviones  y barcos (símbolos evidentes de la lujuria infantil). Sin embargo, en vez de crear una realidad virtual, se quedan apantanados en proporciones absolutamente matemáticas que solo obedecen a la Realidad, como la famosa 1:87 y añorando sus ocho años.

El Juego: el arte predilecto, el primero, el fundador de todos los artes, el único que se desaprende, el único que se extraña, el único que se marcha antes que nosotros, el arte padre; el Juego.



Cámara: Leica c-lux-3   Patio interior de una casa en Berlín, ''Infancia''


T.B.R




miércoles, 11 de abril de 2012

Gris

Al ver aquel edificio:


                    G
                          R
                          I
                          S 
Alto. Grande. Ancho. 


Uniforme.     Geométrico.     Imponente.



Acero.          Aristas.              Hormigón. 



Rompedor.                            Sin interés.



Feo.             Incoloro.           Carcomido.



Brotes de antenas.  Viejo.   Decadente.






 me acordé de la frase: ''está tan frío tan frío que quema''. 
Y pensé: ''Es tan feo tan feo que es bonito.




Después de este inesperado primer encuentro con la fealdad, me di cuenta de que es el campo del arte más extenso, mucho más que ese que llaman belleza.


T.B.R      Cámara: Leica c-lux-3     Vistas al edificio de la Ciudad Gris



T.B.R

sábado, 7 de abril de 2012

El Teléfono roto


El otro día, al finalizar la clase de literatura, la profesora nos dijo que le tendríamos que entregar para el día siguiente un análisis de un poema. Por supuesto era de esperar que la mayoría copiarían un comentario de texto de alguna página de la interred. En cambio, yo tomé la decisión de hacerlo por mí mismo, sin ninguna ayuda. Aunque supiese que terminaría en la interred y efectivamente, desalentado por la fiaca entré también, escribí el nombre del poeta y un texto suyo en guguele y aparecieron numerosos análisis de diferentes críticos. Fui mirándolos y cada uno divergía poco o mucho del anterior pero sí tenían algo de idénticos, cada uno afirmaba decir lo que el poeta pensaba y sentía realmente al escribir el poema.

Me pregunté si todos estos analistas de textos se habían copiado entre sí variando un poco las palabras, el contenido y la forma (como solemos hacer nosotros cuando entregamos un trabajo copiado), y si lo que quiere transmitirnos el autor del texto ha sido completamente modificado por estos críticos que afirman decir verdades.

Todo esto me  recordó aquel juego de infancia, cuando iba a la maternal, ''el teléfono roto'', en el que todos nos poníamos sonrientes, en fila y el primero tenía que elaborar un mensaje que pasaba al siguiente en voz baja, y el siguiente lo volvía a pasar a otro hasta que el último tenía que adivinar cual era el mensaje inicial, sabiendo que inevitablemente le venía atrofiado. 

Paranoico, pensé en la posibilidad de que el conocimiento que nos es transmitido haya sido alterado.

A la semana siguiente, mientras corregíamos los comentarios de texto, la profesora nos leyó ''lo que realmente quiso decir el escritor''. Cuando terminó la clase, contento, había llegado a la conclusión de que la búsqueda de ''lo que verdaderamente quiso decir el escritor'' es una búsqueda inalcanzable, por tanto, absolutamente absurda.



martes, 3 de abril de 2012

El Submarino

T.B.R      Cámara: Leica c-lux-3    


El submarino de la Capital, sin duda el mejor chocolate caliente que haya tomado.

N.B: El vaso de esta foto encierra mucho más que la cuchara y los restos de chocolate.


 T.B.R

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